16 Junio 2024. 11º Tiempo Ordinario, Ciclo B. Mc 4, 26-34
Dios siembra en nosotros la semilla de su amor. A veces no vemos inmediatamente los frutos de este amor, pero con el tiempo, y a menudo sin que nos demos cuenta de cómo, ese amor crece y se manifiesta de maneras sorprendentes y maravillosas. Nuestro papel es, en primer lugar, abrir nuestros corazones para recibir esa semilla y, en segundo lugar, compartir ese amor con los demás. Puede que no siempre veamos los resultados inmediatos de nuestras acciones, pero confiamos en el trabajo silencioso Dios, que hace que ese amor crezca y produzca fruto.